martes, 24 de mayo de 2016

Apología a un desamor no sufrido.

No seré yo quien te pida rosas si te clavas las espinas en otros jardines.
Nos apostamos mi vida a que no quieres ganarla.
Tus lágrimas no son por mis ojos,
ni tus noches en vela por mi insomnio.
Dime, ¿con quién seré si no es contigo?
Qué bello era pensarte
aún sabiendo que lo único que me quedaba
era utópico,
onírico e intangible.
Te quería en tu evanescencia,

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