domingo, 16 de noviembre de 2014

Hoy te escribo,

porque pienso en aquello. Porque ya no beso como antes, porque estoy triste, porque hoy es domingo y de todos es sabido que son nostálgicos por naturaleza.
¿Qué tal todo? ¿Cómo te va? Sé que bien, que eres feliz. Y me alegro mucho por ti y por los tuyos.
Yo estoy bien, no me quejo. Tengo todo lo que me hace falta y por ahora todo me va muy bien. Pero no consigo desprenderme de esta penita que me da recordarte.
Y es que desde entonces ya no siento como sentía, ni quiero lo que antes quería. Tú eres los olores de la calle, los sabores más dulces, la llovizna de otoño. Eres lo que me quedó cuando me rompiste los esquemas.
Daría muchas cosas por volver a verte, pero tampoco pienses mal. Ya no te echo de menos a ti, sino a mi cuando estaba contigo.
Espero que te llegue esta carta, ¿me escribirás de vuelta? ¿Pensarás en lo que podíamos haber sido los domingos?
Te quise,
María.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Quiero ser el verso más largo de la novela más corta.

Y le dejó.

Como si fuera un desconocido en la parada del autobús, o un mendigo, al que se ignora mientras pide para comer. Le dejó sin palabras, sin motivos, sin ganas. Sin explicaciones, sin excusas, sin arrepentimiento. Prefirió tristes tardes de invierno a una relación rota.
El viaje más bonito que hizo fue en su boca.